Por: Milagros Lazo Bezold para ToqueDigital
La renombrada escritora arequipeña, Teresa Ruiz Rosas - Premio Juan Rulfo del Instituto Cervantes de París y Radio Francia Internacional en 1999, Mención Honrosa de la III Bienal Internacional de Novela "Premio Copé 2011" - quien actualmente vive en Alemania, está en Lima y dentro de su apretada agenda accedió a conversar con nosotros brindándonos una interesante entrevista que reproducimos para todos ustedes en las siguientes líneas:
Estimada Teresa, sabemos que has
crecido en una familia donde el arte y las letras han sido muy importantes
¿este hecho fue fundamental para que inicies tu carrera como escritora?
No suelo hablar de “carrera” porque la escritura es más una apuesta de vida, que se va cristalizando como tal con el tiempo. El hecho de haber consumido letras y artes desde casa con entera libertad como algo hermoso, gratificante, intenso, a lo cual puede valer la pena entregarse, tiene que haber sido un impulso esencial. El haber tenido toda una librería, “Trilce” a mi disposición y sin censura, con seguridad también.
Te iniciaste en la poesía, has escrito cuentos y también novelas ¿en cuál
de estos géneros te encuentras más cómoda? ¿Por qué?
He escrito más novela, que concibo como un reto mayor cada vez porque
el proceso de elaboración, que es lo que más disfruto en definitiva, es más
largo y complejo y ver el producto terminado me depara una gran satisfacción. La
poesía la cultivo en contadas ocasiones, aunque no faltan críticos que la ven
también en mi prosa, lo cual me alegra mucho. El cuento me gusta y precisamente
ahora estoy en una fase de relato breve. Pero no siempre es una elección a priori,
sino que suelen ser los temas los que exigen determinado “formato” literario. A
veces se agotan en un cuento y otras veces requieren de todo un universo que
solo puede proporcionarles la novela.
Leyendo tu biografía, sabemos que has tenido un acercamiento muy estrecho
con el idioma alemán ¿Has escrito alguna obra directamente en alemán?
Sí, una novela y dos relatos. Escribir la novela en alemán (Wer fragt schon nach Kuhle Wampe?) fue
una experiencia agotadora pero a la vez un ejercicio revelador para que saliera
a flote todo lo que había “almacenado” de esa lengua a lo largo de los años. La
idea surgió por una beca de autor que obtuve de la Fundación de las Artes de
Renania del Norte /Wesfalia. Los relatos fueron invitaciones a publicar en
sendas antologías del Exil-P.E.N., el centro de escritores al que pertenecieron
Thomas Mann, Brecht, Alfred Döblin entre muchos otros y que me honra mucho
haber podido aceptar.
También has vivido en muchas partes del mundo, generalmente una persona que
tiene esta experiencia suele cambiar su visión de la vida ¿cómo crees tú que
esto ha influido en el desarrollo de tus obras literarias?
Ha enriquecido muchísimo mi
experiencia vital, de la cual se nutre, en parte, la creación literaria, como
es sabido. Y me ha dado la distancia que permite ver mejor, algo esencial para
relativizar enormidades, que a veces no lo son tanto. Por otro lado, el hecho
de viajar, de trasladarse, de cambiar de perspectiva, influye en el pulso de la
escritura, resulta menos estática y admite el extraordinario recurso del
contraste. Y vivir en un medio de lengua no materna amplía los márgenes del
mundo lingüístico propio, lo que también redunda en las posibilidades de
expresión al narrar.
Has publicado con mucho éxito varias obras y has recibido varios premios
importantes por ellas; sin embargo, hay una que me llama profundamente la
atención “Nada que Declarar” donde te
adentras en el oscuro mundo de la “trata de personas”, imagino que escribirla
te llevó mucho tiempo de investigación ¿consideras que la investigación y la
literatura son vinculantes?
Depende de los temas. En el caso de Nada que declarar investigué, sí, y
mucho, pero lo más importante fue tener una postura clara con respecto al
fenómeno, desde años y hasta décadas atrás. Es una ficción, una novela, una
historia inventada mucho antes de empezar a investigar. No ha nacido a partir
de la investigación, sino de la indignación frente a algo que roza lo cotidiano
y a la vez denigra la esencia del sentido de humanidad. Lo investigado ha
servido para completarla, para corroborar sospechas y darles cifras o nombres a
algunos aspectos, insertar casos reales con el recurso de la intertextualidad, nada
más. Si no, sería un trabajo de ciencias sociales.
A pesar de vivir en el extranjero, no te has desvinculado de nuestro
país el cual en los últimos años ha crecido mucho económicamente. Algunas actividades que antes no tenían
oportunidades como la gastronomía, la moda y el arte en general se ven
ahora como expectantes donde el Gobierno
también ha decidido invertir. Has tenido la oportunidad de participar en la
última FILBO donde el Perú fue el invitado de honor, cuéntanos un poco de esa
experiencia y cómo crees que redundará
en el crecimiento de la literatura peruana y el mercado editorial.
No me he desvinculado ni lo haré.
Pero tampoco llevo vida de guetto, cultivo amistades más por afinidad en los
quehaceres, los gustos, las ideas, que en el patriotismo. Debo aclarar que a la
FILBO fui invitada por CAMM Editores, el sello colombiano que ha reeditado mi
primera novela, El copista, y mi
viaje allí fue para presentarla. Participé en diversas actividades, también
junto con escritoras peruanas; en algunas fuera del recinto ferial, por
iniciativa del municipio bogotano que ideó un extraordinario programa de
proyección a la comunidad en coordinación con el Ministerio de Cultura del
Perú. Fue una experiencia magnífica. Según el balance de la FILBO el pabellón peruano
ha sido muy exitoso, la librería del Fondo de Cultura Económica que tuvo la
exclusiva de las ventas al menudeo facturó con creces, de hecho la presencia de
escritores, intelectuales y artistas peruanos fue muy felizmente numerosa, no así la muestra
bibliográfica o stand de editores independientes que correspondería y cuya ausencia
cedió protagonismo a la fotografía y artesanía, que por demás cuentan en el
mundo con ferias y espacios internacionales para exhibir y comercializar sus
productos. Por mi parte, era una dicha gozar de la amabilidad y el trato
respetuoso de la gente colombiana. Y un aspecto que me es muy grato de estos
encuentros, puesto que no vivo en el Perú, es siempre el de poder conocer a
colegas, esta vez, por ejemplo, a la narradora Jennifer Thorndike, las poetas
Julia Wong y Roxana Crisologo, al dramaturgo Eduardo Adrianzén o al novelista
colombiano Manuel Valdivieso.
En ese marco, hemos visto que escritores que cuentan con muchos seguidores
entre el público peruano, como Jayme Bayly o Beto Ortiz, no participaron en la
delegación peruana en la FILBO aparentemente por ser considerados “escritores
mediáticos” ¿Cómo crees tú que debería valorarse, en términos de
reconocimiento, el éxito como escritor?
Dediqué al tema mi segunda novela, La falaz posteridad… Todo reconocimiento
es válido y bienvenido, por supuesto, porque hay mucho de lotería en estos
pagos. El problema, en todo caso, surge cuando la obsesión por acaparar
reconocimiento, impulsada muchas veces por la angurria de multinacionales de la
edición o de los medios, impide percibir siquiera la existencia de otros
escritores, a menudo de mayor calidad literaria que los mediáticos de siempre
pero carentes de lobby, de genes exhibicionistas, de agresividad publicitaria,
de impudicia, de padrinos, de argollas o qué sé yo. Y los hubo también
mediáticos en la FILBO, cómo no.
Se me quedan muchas preguntas en el tintero; sin embargo, me gustaría
preguntarte tu opinión sobre la autopublicación y el crecimiento que se observa
en el mercado mundial de libros digitales ¿Crees que esta nueva forma de
publicar acerca al escritor con el lector y por lo tanto también incrementa la
posibilidad de lectura o te sientes más identificada con el libro impreso
publicado por una editorial?
Sobre la autopublicación sería lo
propio decir: “Si eso te hace feliz…” Sin duda no se puede comparar la labor de
una editorial seria con la autocelebración más allá del bien y del mal que
significa publicarse uno mismo. Sin embargo, como se observa una espantosa banalización
en los catálogos de muchas editoriales que llegaron a ser referenciales por su
excelencia y que por esa mutación prefieren rechazar o –peor aún- mecer en
eterna lista de espera como perros del hortelano a manuscritos de calidad mas
poca rentabilidad a corto plazo, la autopublicación, encubierta en una
editorial que brinde el servicio editorial o no, puede convertirse en la
alternativa legítima para que una obra importante no se apolille en el cajón o,
en estos tiempos, se quede presa para siempre en un disco duro.
En cuanto al libro digital, llega a más
gente pero dudo que vaya a desplazar al libro en papel. Lo ideal sería que se
complementen siempre. Mi primera novela acaba de salir en Bogotá como libro
digital, aún no la he visto…
Finalmente Teresa la pregunta de rigor en nuestra página ¿qué significa
para ti escribir?
Respirar, gozar, vivir, sobrevivir, denunciar, alabar, homenajear,
burlarme, dar fe, en fin, ejercer la actividad más divertida que conozco,
incluso en el sentido etimológico del término porque siempre produzco, al menos,
dos versiones…
Muchas gracias
por haber colaborado con nosotros.
Las gracias a ti, Milagros,
encantada.
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