miércoles, 1 de abril de 2015

La Leyenda del Conejo de Pascua y la tradición de regalar huevos de colores


El Conejo de Pascua

Al morir Jesús, un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús, se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús, y Pilato ordenó que se lo dieran. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia  y lo puso en un sepulcro nuevo de su propiedad que había cavado en la roca. (Mateo 27:57-60).  
A partir de esta historia bíblica se cuenta una leyenda que narra que dentro del sepulcro había un conejito escondido, que muy asustado veía que la gente lloraba y estaba triste por la muerte de Jesús. Cuando cerraron el sepulcro con una gran piedra, el conejito se quedó adentro preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo sorprendido vio como Jesús se levantaba, se quitó las sábanas que lo cubrían y las dobló.  Entonces apareció un ángel que quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió vivo de la cueva.
Así, el conejito comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado. Pero como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió llevarles un huevo pintado como mensaje de vida y alegría.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.

Otra historia de la tradición de regalar Huevos de Pascua
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó. Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.


La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.

A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.

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