domingo, 7 de diciembre de 2014

IMPERDIBLE: La Amante del Pintor - Eduardo Manet

Una noche de 1940, el abogado Eduardo Gonzalès Manet, padre del escritor cubano Eduardo Manet le confiesa con cierta verguenza:

-¿Sabes que descendemos del pintor?
- ¿Qué pintor?
- ¡De Manet, hombre!

Poco después muere sin revelar más al respecto, salvo la existencia de un árbol genealógico y unos cuadernos de "su tía Jeanne", nuestro escritor parte a Europa a estudiar y en sus primeras vacaciones, recorriendo la Tate Gallery como él lo narra, "con la esperanza de descubrir por azar una obra que se impusiera, un flechazo entre el cuadro y yo", encontró un gran lienzo de 2 x 1.38 cms que representaba a una pintora frente a su obra, al acercarse lentamente a observarla descubre el título:   Retrato de Eva Gonzalès por Edouard Manet.

Y así, nuestro autor empieza una investigación que convierte en un relato hecho novela, al que agrega mucha imaginación  pero como él mismo menciona: "Si no todo es verdad en este relato, la pasión, al menos, es auténtica".

Anímate a leer esta obra donde podrás revivir una época privilegiada del arte en Francia:  Monet, Zola, Baudelaire, Renoir, Pissarro, el muchas veces rechazado del Salón, el pintor maldito:  Edouard Manet; el nacimiento del "grupo" impresionista y la aparición de las mujeres en la pintura como Berthe Morisot y por supuesto Jeanne y Eva Gonzalès, pero también una época donde la sociedad parisina se alimentaba del chisme y donde los hijos de las amantes eran escondidos, muchas veces hasta de la propia familia apareciendo después como supuestos "ahijados" de familiares cercanos.
 
Y mientras conoces la seductora personalidad de Manet, el amor sin límites que puede llegar a matar y la lealtad de una hermana que crece bajo la sombra de la otra te dejamos este video donde podrás disfrutar de la obra de la época:


y después de ello te invitamos a reflexionar sobre esta hermosa frase que aparece dentro del texto:




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Edouard Manet, pintor impresionista nacido en Francia un 23 de enero de 1832. Les dejamos una de sus obras, no la más famosa pero sí hermosa a pesar de su simpleza: Claveles y clemátides en un jarro de cristal 1882.



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